BUENAS TARDES
Leer el texto y tener en cuenta que con base en el realizaremos taller en la siguiente clase
La
“justicia” es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de
dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia para con Dios es
llamada “la virtud de la religión”. Para con los hombres, la justicia dispone a
respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la
armonía que promueve la equidad respecto a las personas y al bien común. El
hombre justo, evocado con frecuencia en las Sagradas Escrituras, se distingue
por la rectitud habitual de sus pensamientos y de su conducta con el prójimo.
La
“misericordia” es el atributo de Dios que extiende su compasión a aquellos en
necesidad. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento ilustran que
Dios desea mostrar su misericordia al pecador. Uno debe humildemente aceptar la
misericordia; no puede ser ganada. Como Cristo ha sido misericordioso, también
nosotros estamos llamados a ejercer compasión hacia otros, perdonando -como
dicen las palabras de Jesús- “setenta veces siete”
Revelada
en Cristo, la verdad acerca de Dios como “Padre de la misericordia”, nos
permite verlo especialmente cercano al hombre, sobre todo cuando sufre, cuando
está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y de su dignidad. Cristo
confiere un significado definitivo a toda la tradición de la misericordia
divina. No sólo habla de ella y la explica usando semejanzas y parábolas, sino
que, además, y ante todo, Él mismo la
encarna y personifica. Él mismo es, en cierto sentido, la misericordia.
Jesús,
sobre todo con su estilo de vida y con sus acciones, ha demostrado cómo en el
mundo en que vivimos está presente el amor, el amor operante, el amor que se
dirige al hombre y abraza todo lo que forma su humanidad. Este amor se hace
notar particularmente en el contacto con el sufrimiento, la injusticia, la
pobreza; en contacto con toda la «condición humana» histórica, que de distintos
modos manifiesta la limitación y la fragilidad del hombre, bien sea física,
bien sea moral. Cabalmente el modo y el ámbito en que se manifiesta el amor es
llamado «misericordia» en el lenguaje bíblico.
“Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros” Este amor se ve reflejado en amor al prójimo y compromiso moral de la iglesia por amor al prójimo, en las diversas esferas de la comunidad humana, las obras de caridad que nos propone la iglesia se convierten en verdaderos actos de amor al prójimo si se hacen de corazón.